Inauguración de la Casa de Moneda Nacional (1844)
Se había iniciado la creación de una casa de Moneda Nacional para ensayar su acuñamiento, como se ha dicho en el capítulo XIX. -Veamos como se efectúa.
El 9 de Noviembre del 43, el Jefe Político propuso al Gobierno el establecimiento
de una casa de Moneda, para ayudar a subvenir a las erogaciones de la guerra, que
eran más crecientes cada día que ésta se prolongaba.
Aceptada la idea, Pacheco y Obes, el
Ministro de la Guerra, inicia para ese fin una
suscripcion de plata labrada, a falta de
primitiva. Los donativos no se hicieron
esperar. Los ciudadanos, las familias y hasta
algunos de los residentes extranjeros, responden presurosos a la invitación. Otros
lo hacen por compromiso. -Se desprenden
de sus vajillas, de sus joyas, de la presea de su cabalgadura, de todo cuanto se posee de
ese precioso metal, para el objeto indicado.
Hasta la cruz del altar, los ornamentos de los
templos tuvieron esa aplicación.
El 2 de Diciembre siguiente, comete el
Gobierno al Jefe Político, la realización del
establecimiento, y se dirige a la vez a la
Asamblea General para la sanción de la ley
correspondiente.
El 13 se promulgan dos leyes relativas.
-Una, autorizando al Poder Ejecutivo para acuñar moneda cobre, hasta la cantidad de
80 mil pesos, y otra para la acuñación de moneda plata de ley de diez y medio
dinero. Su peso y valor, el de un duro español. Su tipo, en el anverso llevaría las
armas de la República, y en el reverso las nueve estrellas equivalentes al número de
los Departamentos de la República, con la inscripción monumental, durante el
asedio, de -sitio de Montevideo.
Se había dado cima a los trabajos de un modo sorprendente, y el 2 de Febrero
inmediato (1844) se saludaba la inauguración de la primera casa de Moneda en las
márgenes del Río de la Plata, cuyas puertas se abrían al público en medio de las
notas armoniosas del Himno Nacional.
Ese día, que el destino reservaba para ser ocho años después, víspera del
último de la ominosa tiranía de Rosas, y el primero de la regeneración Argentina, se
acuñaban las primeras cuatro monedas de plata nacional, destinadas a la circulación.
La primera de ellas se puso en manos del venerable Presidente Suárez. Al recibirla
emocionado dijo -“en ella veo los sacrificios y las virtudes de mis compatriotas, y el
genio de los hombres que me acompañan con tanto celo en la salvación del país.”
Elevados y patrióticos sentimientos tuvieron su manifestación en aquella
ceremonia, al ponerse sucesivamente las primeras monedas acuñadas en mano de
los Ministros de Estado. A las alocuciones dirigidas, pertenecen los siguientes
conceptos.
“Algunas de estas monedas que hoy arrojamos al mundo, emblema de nuestro
poder como pueblo independiente; de nuestras libertades, van sin duda, a ser
reflejados, por un sol lejano! ¡Quiera el cielo que V. E. mirando el sol de nuestra bella
patria, después de estos días de prueba, pueda reposar su cabeza encanecida en la
práctica de las virtudes cívicas, en el noble pensamiento, del que al mirar una de
estas monedas, lejos de aquí, podrá decir el extranjero -la República Oriental del
Uruguay, no es solo soberana e independiente: es libre y feliz por el dominio de la
ley: es libre y feliz por el imperio de la justicia y de la virtud -es libre y feliz por la
unión de sus hijos, porque ninguno de ellos cree que hay un título más alto que el de
buen ciudadano Oriental.
“Aquí está, señor Ministro, la hoja gloriosa de servicio de la valiente guarnición
de Montevideo y de las hazañas del ejército en campaña. -Aquí dice -Sitio de
Montevideo- y dulce será para nuestros bravos en armas, el decir en los tiempos
venideros -fui uno de los que resistieron los rigores de ese sitio, de los que domaron
ante frágiles muros, el poder de los esclavos que desde el Plata llegaron a tocar con
su lanza sangrienta y victoriosa, los hielos de los Andes, y las puertas de
Montevideo; fui uno de los que alzaron en las cuchillas de la tierra Oriental, los
colores de la Patria.”
“El origen y la época de este establecimiento, será asunto de admiración y de
ejemplo para nuestros venideros.”
Una antigua incuria había destruido la parte del edificio que servía de cuartel en
la Casa Central de Policía, donde se instaló la de Moneda. Fue necesario hacer
grandes reparaciones. “No había una cuarta de piso, una sola puerta, una reja que
no hubiese sido o construida de nuevo o recompuesta. Era el patio interior una
laguna profunda e infecta. -Fue agotada y el terreno nivelado y enlozado. -Se
construyeron en él dos grandes galpones de 41 varas de largo por 5 y medio de
ancho para los talleres.
Uno de carpintería y otro de herrería, practicaron todas las obras necesarias.
Para el trabajo de los metales se construyeron seis hornallas de reververo
simplificado, con mediana dotación de crisoles. -Uno para la copelación, un alto
horno de fundición; otro de reververo simplificado para extraer el gas de carbón de
piedra y recocer el cobre endurecido por las operaciones previas a su acuñación. -Dos fraguas para recocer la plata. La fundición poseía los marcos y cajas de
amoldar, y las herramientas requeridas. -El ramo de platería dotado de los útiles y
balanzas necesarias. -Las máquinas eran ocho cilindros, cuatro volantes para cortar la moneda, un gran volante para acuñarla, dos grandes martinetes adoptados para la
misma operación, una máquina para hacer el cordón de la moneda, cuarto de tornero
y grabador, oficina de inspección, contabilidad, etc.
Tal era el conjunto de la Casa de Moneda establecida con el concurso patriótico
y eficaz del Pueblo de Montevideo. Los nombres del farmacéutico D. Julio Lenoble,
que practicaba generosamente la copelación de los metales, y los especiales
servicios del teniente Coronel D. José María Bauzá en la realización de la obra,
merecieron particular recomendación.
La acuñación de la moneda de plata, tenía que ser limitada. Se acuñaron como
mil quinientos pesos. -Desaparecieron en el curso del tiempo de la circulación, como
del Museo Nacional los destinados a la conservación de la monumental moneda. Cupo el mismo destino al establecimiento. |