Numismática Nacional
La moneda circulante en el Uruguav, en el periodo que permaneció
bajo el dominio de España, de Portugal o del Brasil, fué
la usada en el Río de la Plata -durante esa época,
en la que predominaba la moneda española, portuguesa a
brasilera según los casos- y por esa misma razón
eran comunes las onzas, el duro y el peso, la peseta, la balastraca,
el patacón, la pataca, la doble pataca, los décimos,
el vintén, el cinquiño, etc., etc., a las que, posteriormente
y ya entonces en el primer período de vida independiente,
se agregaron todas las otras piezas de oro y plata que el comercio
daba y recibía según su valor intrínseco,
vale decir, según la proporción de oro o plata fina
con que fueran acuñadas.
No
significa esto que el gobierno nacional no se hubiera preocupado
desde el primer momento de dar al país moneda propia, pero
el hecho es, que la pobreza de nuestro territorio en metales finos,
como la de la administración en rentas públicas,
hicieron poco menos que imposible la acuñación de
una moneda propia, de oro o de plata.
Se
pensó entonces, que lo de mayor necesidad para el cambio,
dada la diversidad de piezas y de valores, era la moneda de cobre
que, por su gran diversidad de tamaños y valores o porqué
el valor real era muy inferior a su valor circulante, o por existir
una gran cantidad de piezas falsas cuyos introductores al país
enriquecían fácil y desconsideradamente en perjuicio
de la riqueza del pueblo -era de urgentísima necesidad.
La
primer moneda de cobre que luce el sol de nuestra bandera fué
acuñada en Montevideo de acuerdo con la ley de junio de
1839. por Agustín Jouve - pero las dificultades económicas
porqué atravesaba el país en esa época no
le permitieron al Gobierno, realizar el programa de proveer al
país de moneda menor. - En efecto, la falta de recursos
-y por consiguiente la falta de pago de la acuñación,
dio mérito a que el contratista solicitara y obtuviera
la rescisión del contrato cuando apenas se habían
estampado 500 pesos- en piezas de un vintén y de un cinquiño
(cinco centésimos de real).
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Pieza de veinte
centésimos de la acuñación Jouve, las
más perfectas y
mejor acuñadas que se hayan batido en el país |
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Piezas de cinco
centésimos de la acuñación anterior |
Como
puede observarse por los grabados que mas arriba publicamos, las
piezas que acuñó Jouve, son hermosas y muy bien
trabajadas.
Los
coleccionistas de monedas distinguen tres tipos o variedades entre
las piezas de un vintén y 2 entre las de un cinquiño.
Las
necesidades y calamidades que sufría el Gobierno de "La
Defensa" que vivía envuelto por las tropas sitiadoras
del General Oribe - dieron mérito a un proyecto de Casa
de Moneda Nacional ideado por el entonces Jefe Político,
Dr. Don Andrés Lamas. La ley de diciembre de 1843 facultó
al Ejecutivo para acuñar moneda de cobre y plata basta
la suma de 80.000 pesos en cobre, no indicándose límite
en la acuñación del medio peso fuerte ni del peso.
Se
instaló rápidamente la Casa de Moneda en la llamada
calle de la Policía Vieja, y se inauguró oficialmente
con gran regocijo, discurso y música, el 2 de febrero de
1844. En
dicha fábrica se acuñaron las siguientes piezas:
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Moneda de cobre
de veinte centésimos, acuñadas en 1843 utilizando
el
cuño de Jouve |
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Unica moneda
de plata acuñada por la Casa de Moneda Nacional
durante el sitio de Montevideo - 1844 |
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Piezas de cobre
de cuarenta centésimos acuñadas en 1844 en la
Casa
de Moneda Nacional |
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Piezas de cobre
de veinte centésimos, del mismo año y procedencia
que las anteriores |
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Piezas de cinco
centésimos, del mismo año y procedencia que
las anteriores |
La
Casa de Moneda Nacional solo trabajó durante 4 o 5 meses
pues carecía de metal apropiado para la amonedación,
de personal competente, etc., de modo que, así que el iniciador
de la acuñación dejó de prestar su concurso
personal en la dirección, la casa dejó de producir.
No
podemos precisar el monto de la acuñación afectuada
por la Casa de Moneda, pero, aún siendo optimistas, creemos
que apenas se acuñaron mil pesos en monedas de plata y
de 3.500 a 4.000 en piezas de cobre.
Los
aficionados a la Numismática Nacional sufren con el estudio
de las piezas del año 1844 especialmente con las de dos
vintenes o sean de 40 centésimos, pues hay entre ellas
gran diferencia.
En
los "Apuntes sobre Numismática Nacional" publicados
el año próximo pasado se describen 6 piezas distintas,
y se supone que haya otras variedades.
Por
los años 1854-55 se hizo en el país el último
ensayo de acuñar moneda de cobre. A ese efecto se utilizaron
en primer término una serie de grandes tachos de cobre
que tenían los cuarteles de la Capital además de
adquirirse algunas cantidades de chapas o láminas de cobre,
que después de pasar por la casa de fundición que
en aquel entonces tenía establecida Don Ignacio Garrigorri
eran llevadas a la Casa de Moneda bajo la dirección de
Don Juan Gard, pero en total no alcanzó a acuñarse
sino una mínima parte de lo facultado por la ley o sean,
20 mil pesos y sólo se acuñaron piezas de 20 y 5
centésimos.
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Pieza de cobre.
- Ultima acuñación de la Casa de Moneda Nacional.
Tiene pequeñas variantes con las de 1854 |
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Cinco centésimos.
- Acuñadas por la Casa de Moneda Nacional |
Las
piezas de cobre o plata de acuño nacional posteriores al
1855 fueron todas hechas en el extranjero.
En
1857 se acuñaron en París por los hermanos Tampied
-que ganaron la licitación pública dispuesta a ese
fin, piezas de 5, 20 y 40 centésimos- en las siguientes
proporciones:
45.000
patacones en piezas de 40 centésimos
12.000
patacones en piezas de 20 centésimos 3.000 patacones en
piezas de 5 centésimos
3.000 patacones en piezas de 5 centésimos
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Cobre de cuarenta
centésimos. Declarada "moneda nacional"
el 13 de agosto de 1857 |
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Cobre de veinte
centésimos. - Acuñación Tampied Hnos.
1857 |
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Cobre de cinco
centésimos de la acuñación de los hermanos
Tampied |
El
año 1869 marcó el record de las acuñaciones
de cobre. En efecto, fueron importadas al país 8.250.000
piezas de cobre de 4 centésimos; 5.000.000 de piezas de
2 centésimos y 2 millones de piezas de 1 centésimo.
Total: 15 millones de piezas.
Aunque
no toda la acuñación fué contratada con la
misma persona, el tipo de las piezas producto de esas distintas
acuñaciones es absolutamente idéntico y sólo
difieren en el signo de la casa acuñadora.
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Pieza de cobre
de cuatro centésimos acuñadas en 1869 |
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Tipo de las monedas
de cobre de dos centésimos acuñadas en 1869 |
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Piezas de las
monedas de cobre de un centésimo procedente de la
acuñación anteriormente mencionada |
Tal
invasión de moneda cobre trajo coma consecuencia su desvalorización
en la plaza que se negaba a recibirla en la forma y proporción
que estableció la ley, lo que dio mérito a que el
Gobernador Latorre se preocupara de disminuir el perjuicio que
sufría el comercio a cuyo efecto constituyó una
comisión que se encargó de limitar el número
de piezas a una cantidad prudencial y razonable, como en efecto
se hizo. Dichas monedas de cobre circularon en el país
hasta 1901 en que se dispuso la acuñación de las
piezas de níquel.
Monedas
de plata
Se
acuñaron hasta la suma de 11.000.000 en piezas de 1 peso,
50, 20 y 10 centésimos en París el año 1877-78
conforme al contrato celebrado con los Señores Juan y Federico
Paullier lo que permitió al Gobierno desterrar de la circulación
una cantidad enorme de piezas extranjeras de valor de menos de
1 peso. Fué un gran servicio que se hizo al país.
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Un peso. Estas
piezas tienen 37 m. m. de diámetro y 25 gs. de peso |
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Cincuenta centésimo
tiene 33 m. m. de diámetro y 12.50 gs. de peso |
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Veinte centésimos.
25 m. m. de diámetro. 5 grs. de peso |
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Diez centésimos.
18 m. m. de diámetro. 2 1/2 grs. de peso |
Las
piezas de un peso del año 1878 son muy escasas. En dicho
año sólo se acuñaron 100.000 pesos en piezas
de ese valor.
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Pieza de cinco
centésimos de la primer moneda de níquel acuñada
en 1901
y que circuló en el país |
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Pieza de dos
centésimos de moneda de níquel de la misma acuñación
a que se hace referencia en el renglón anterior |
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Monedas de níquel
de un centésimo, acuñadas en 1901 |
En
1901 se hizo la primer acuñación de piezas de níquel
por un valor total de 500.000 pesos, desmonetizándose en
su consecuencia las viejas y pesadas monedas de cobre.
Fueron
acuñadas en la Casa Real de Berlín por intermedio
del Banco de la República. Esta acuñación
señala una primer intervención directa del Estado
en la acuñación de su moneda.
Durante el
Gobierno del Dr. Herrera y Obes, se dictó la ley de 18
de octubre de 1892 de acuerdo con la que, se facultó al
Ejecutivo para contratar la acuñación de 3 millones
de pesos en piezas de plata. El primer millón fué
acuñado en Santiago de Chile, por la casa Oficial de Moneda
y su tipo es igual al de las piezas acuñadas en París
el año 1877 por lo que no lo reproduciremos. Se acuñaron
piezas de 10, 20, 50 centésimos y 1 peso.
Otro millón,
se acuñó en piezas de 1 peso y de 50 centésimos,
en la Casa de Moneda de Buenos Aires y finalmente el otro millón,
en piezas de un peso solamente, fué acuñado el año
1895 también en Buenos Aires.
Estas acuñaciones
como la del año 1877-78 fueron retiradas de la circulación
así que se acuñaron las piezas en uso, con el busto
de Artigas el año 1917.
El año
1909 se hizo la segunda acuñación en piezas de níquel
por un valor total de medio millón de pesos. Es idéntica
a la anterior de la que sólo difiere en la fecha.
La ley de
3 de enero de 1916 autorizó al Banco de la República
para acuñar moneda de plata y reacuñar la de las
emisiones anteriores. El Banco contrató con la Casa de
Moneda de Buenos Aires la acuñación y reacuñación
de 5 millones de pesos de los que, 2 millones serían de
piezas de l peso y 3 millones de piezas de 50 centésimos.
Creyó el Banco que no serían requeridas por el uso
las piezas de 10 y de 20 centésimos.
El cuño
elegido, cuyo dibujo es obra del dibujante español José
Grau -jefe de la sección de grabados de la Casa de Moneda-
dirigido por el Director de la Casa y por el Secretario del Directorio
del Banco, el Historiador y conocido hombre de letras, Don Raúl
Montero Bustamante, llena cumplidamente el objetivo de la ley,
que, por primera vez en el país colocaba al frente de su
moneda el busto del fundador de nuestra nacionalidad.
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Piezas de plata
de un peso, acuñadas en 1916, con un peso de 25 grs.,
de
novecientos milésimos de fino y 37 milímetros
de diámetros |
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Monedas de cincuenta
centésimos de la acuñación de 1916, con
el mismo
título que la anterior, 12 1/2 grs. de peso y 30 milímetros
de diámetro |
La
omisión del Directorio del Banco fué salvada poco
tiempo después reacuñando 300.000 pesos en piezas
de 20 centésimos el año 1920 -y otra partida en
1922 pero esas piezas no pueden distinguirse pués por un
error- todas llevan la fecha 1920.
Finalmente, la gran escasez de piezas de níquel, dió
mérito a que el Gobierno, siempre por intermedio de nuestra
primer institución de crédito -el Banco de la República-
dispusiera la acuñación de otra partida de moneda
de aquel metal que sólo difiere de las acuñaciones
anteriores en el año.
EL BILLETE DEL BANCO DE LA REPÚBLICA
En el Río de la Plata no fué conocido el billete
del Banco durante la época de la dominación española.
El régimen colonial se defendió invariablemente
contra los estímulos que pudo ofrecerle el papel moneda,
indicado en varias ocasiones a la autoridad virreynal, por personajes
que habían luego de figurar en las filas de la Revolución.
El régimen
metálico mantenido durante la dominación española
fué modificado al producirse la ocupación del actual
territorio nacional por las tropas portuguesas. La administración
lusitana trajo la novedad del papel moneda emitido por el Banco
Nacional de Río Janeiro, que desde entonces se incorporó
al medio circulante.
Poco después,
en 1822, el Banco de Buenos Aires, convertido en 1826 en Banco
Nacional, empezó a inundar las ciudades del Plata con sus
emisiones de "promesas" y "billetes", pronto
declarados inconvertibles.
A estos specimens de papel moneda se agregaban entonces las notas de crédito
personal, emisiones privadas, que hacían el oficio de moneda
y suplían la escasez de cambio menor.
La Asamblea
Constituyente y la primera Legislatura Nacional se ocuparon de
la emisión de papel moneda sin que se concretara el propósito
en forma de ley, salvo la emisión provisional de billetes
dispuesta por la ley de 1831 de extinción de la moneda
de cobre extranjera. El Estado, no obstante, creó poco
después una especie de emisión nacional llamada
"billetes ministeriales", que eran simples bonos o promesas
de pago con que el Gobierno cubría parte de sus deudas.
Las disciplinas
legales bancarias creadas después de 1851, dieron origen
a los primeros Bancos de emisión. El Banco Mauá
establecido en 1857 y el Comercial en 1858, emitieron los primeros
billetes bancarios de carácter nacional que circularon
en la República.
Conocida es
la accidentada historia de las emisiones de billetes bancarios
particulares realizadas en el país. Con honrosas excepciones,
esas emisiones no respondieron a su objeto, y fueron por el contrario
causa de graves perturbaciones y perjuicios para el país
y el Estado, el cual, en últimos términos, tuvo
que responsabilizarse por la conversión de los billetes
de varios Bancos emisores que habían abusado del crédito.
La última etapa de esas emisiones nacionalizadas fué
llenada por los billetes del Banco Nacional.
Cuando el
Banco de la República inició sus actividades, existían
dos Bancos emisores que mantenían el crédito del
billete bancario particular: el Banco de Londres y Río
de la Plata y el Banco Italiano del Uruguay.
En razón
de la disposición de la Carta Orgánica que acuerda
al Banco de la República el privilegio de emisión
única, los dos Bancos mencionados se vieron obligados a
extinguir sus respectivas emisiones.
En 1907 quedaron
legalmente extinguidos los billetes particulares, y desde entonces
el billete del Banco de la República sirve las necesidades
de la circulación y mantiene el crédito del billete
bancario nacional.
Varias
han sido las emisiones de billetes realizadas por el Banco de
la República para atender las exigencias de nuestro desenvolvimiento
comercial y económico. La primera de ellas fué contratada
con la Compañía Sud-Americana de Billetes de Banco,
de Buenos Aires, y comprendía la impresión de 200.000
billetes del tipo de $ 10.00 y 20.000 billetes del tipo de $ 100,00.
Estaban impresos en papel de hilo americano y en cuatro impresiones:
una de acero y dos tipográficas en el anverso, y una de
acero en el dorso. Las coloraciones hechas en bistre y verde azulado.
En 1896 el
Gobierno contrató con los señores Giesecke y Devrient,
de Liepzig, la fabricación de billetes para el Banco de
la República. de los tipos de $ 0.10, $ 0.30, $ 0.50, $
2.00, $ 5.00, $ 10.00, $ 50.00, $ 100.00 y $ 500.00, por una cantidad
total de 10.010.000 de los diversos valores expresados.
Deficiencias
de impresión obligaron al Directorio de nuestra principal
Institución de Crédito a rechazar los billetes de
esa emisión que no fueron puestos en circulación,
contratándose otra impresión de 1.000.000 de billetes
de un peso.
En 1898 se
contrató con los señores Bradbury Wilkinson de Londres
la impresión de 200.000 billetes de $ 10.00, con planchas
de acero sobre papel de hilo con letras de agua en filigrana,
pero habiendo sido falsificados con notable perfección
se decretó el retiro de la emisión, resolución
que fué rápidamente cumplida.
En 1914 se
contrató con los señores Waterlow y Sons C.º
Ltd. de Londres la impresión de 1.554.000 billetes, distribuido
en las siguientes valores: 4.000 del tipo de $ 500.00; 50.000
del tipo de $ 100.00; 300.000 del tipo de $ 10.00; 200.000 del
tipo de $ 5.00 y 1.000.00 del tipo de un peso. Los billetes de
esta emisión están impresos sobre papel de hilo
de la mejor calidad (silk thread) con planchas de acero grabadas
en hueco sobre fondos impresos tipográficamente. Todos
estos billetes llevan el retrato de Artigas.
Circulan actualmente
en el país varios tipos de billetes emitidos todos por
el Banco de la República, cuyos valores son: $ 500, 100,
50, 10, 5 y 1. Los cuatro primeros son convertibles a oro y los
dos últimos a plata. Como se dice ya en otra parte de este
volumen, la única institución autorizada por ley
para emitir billetes de banco, es el Banco de la República
cuyo sólido prestigio está respaldado por un fuerte
encaje metálico en oro. |